Las sombras juegan;
se pierden,
en el desierto de aromas blandos
dentro de tú cabellera.

Entre luces efímeras,
un crepúsculo nace con un manto de olvido…

En tus manos,
la arena le da nombre al vacío de mi cuerpo…

y nuestras confusiones perfilan besos,
mientras nos inventamos en
vanidades,
tinieblas,
camino…

La sombra sempiterna de tus besos
se engalana con el aura mortuoria de tú alma.

En la oscuridad,
la indecisión nos hace creer en los que se han ido…

La evocación de los recuerdos
se hace urgente;
no son más que añoranzas
de tristeza y llanto…

Nuestro canto
cae tras las rejas
de un adiós…

y un destello ilumina mi habitación…

Un gemido,
se desploma
ante la comisura de mis labios

el éxtasis recorre,
en
caída
libre
el camino hasta mis pechos

las estrellas clandestinas
juegan a fugarse dentro de mi vientre...

lágrimas cual temporal quimérico
refrescan mi regazo

una mirada se posa en el umbral
de mis caderas sin vida

y los labios no dejan más
que huellas inconclusas sobre la almohada

de mi carne…

Instantes Sagrados

Primera Fase: Luna Llena


En una noche sagrada, ante el fuego de la verdad y en comunión con la Diosa; él poeta peregrino se dispone a rendirle culto a sus letras…

Silente y sigilosamente prepara su altar. Purifica el espacio creador de su pluma con el poder del agua y la sal, del incienso y el fuego. Enciende una a una las velas de sus musas y antes de consagrar los verbos de sus labios; busca protección dentro del tres veces círculo sagrado. Se arrodilla, eleva sus manos al cielo e inclina su cabeza en señal de respeto.

Oscuridades y sombras danzan en la bóveda divina. Se inicia el recital de plegarias. Reverencias a sus Dioses, protección a sus ancestros y asistencia de los elementales.

El misterio se hace inminente. Los sentidos se intensifican y el corazón se torna humilde y en ese estado etéreo del alma, él poeta disipa sus dudas, ahuyenta sus temores y se dispone a escribir…

Exíliame…

a capturar mariposas,

con la pasión enredada de tus manos;

a cerrar las puertas y ventanas

de nuestros besos

para que los fantasmas

no

se

escurran

por las rendijas de tus labios…

Un poeta
recorre mis calles,
coleccionando versos de azufre,
ideas longevas
desposeídas de sentido.

Para él no existen los rostros
solo evocaciones…

Entre los recuerdos…

una mujer a blanco y negro,
desvaída;
con su rostro de arena
salpicando brisas…

una muchedumbre
demorada por el paso del tiempo;
miradas que se reconocen
entre lágrimas castradas
por la nostalgia…

…y yo
caudal de penas
que marchita el color del día…

Cadáver exquisito;
tus besos fúnebres
se desploman en las sombras.

Estampidas de vacíos nos consumen,
pétalos de muerte
sobre la piel inerte
de tus pechos.

La morgue de nuestras paredes
cae sobre ti;
sueños y rastros de una flor
sin aliento.

Entre sábanas quietas
una voz se confunde
en los espejos,
y la luna transeúnte
camina impávida
hacia un abismo....

En colaboracion con Cesar Angulo (Perro_Azul)

Miradas armadas
con rifles calibre .450
flagelan las calles
de una memoria
anciana,
fracasada...

La ciudad:
con su olor a incienso
y malabares

-suspira-
se cubre el rostro
con mantos de tiempo,
cadenas de vergüenza
acusadas de toda culpa…

Labios de guerra,
murmullo aniquilado
por cañones subversivos…

en la afonía constante
los vocablos
le hacen frente a mi garganta
y el ruido enmudece…

-un reproche-

tus manos
cercenan sin piedad
el idealismo,
que se filtra y evapora
en esta báscula santa…

Mi entrepierna;
umbral de rencores,
protectora
de cuanto beso mal nacido
emerge de tú boca...

Entre gemidos
la mujer silencio
se tiñe el cabello
de melancolía,
vestigios
y besos de muerte…

No hay espacio
para la fecundación
sin llanto…

Un bramido de ansiedades
estrangulan
y coronan mi pecho
reduciéndolo,
a latidos precarios
de palabras sin eco.

vos seguís siendo vos…

el vuelo diáfano
de la muerte bendita
que se eleva al cuadrado
y se multiplica por la constante
de mi equivocación.

Humedezco mis labios
en las sombras
que se extinguen
sobre tú cuerpo
manchado de estrellas

en la oscuridad
las caricias expiran
sobre el humo de tus manos…

…y entre gotas
el silencio
desaparece
con aullidos
de adiós.

Palabra eremita,
ramera
que finges virginidad callada
cuando la letra
me quebranta el alma…

Es la lengua perversa
que provoca
el pecado santiguado
de mi vientre…

…y la verdad penetrada
me preña los sueños
de voces bajas
que se hacen eternas…

Duele la nostalgia de tus manos
caricia cansada
amarga
que se pierde en la constelación
de mis pecas

Duele recordar tú boca de fuego
sin la pócima asesina
de tú lengua

Duele que me duelas,
en los minutos de insomnio
que nunca acaban por irse…

Fracciones de tú sexo
se desmoronan

len

ta

men

te

sobre mi abandono…

La mudez pétrea,
cuasi mortuoria

de tú cuerpo
se traga el placer
del orgasmo malgastado

…

y en el último gemido,
dos caderas cansadas
estallan
sobre un arsenal
de ecos sin voces…

El crepúsculo de un cigarro

cuelga de mis labios marchitos,

bocanadas de sangre humeante

trepan

por

mi

garganta...



Entre mi boca y el vacío

dedos trémulos

se juegan la vida…

Lengua maldita

descoses

la piel

con tus cenizas de almizcle


Es el perfume inequívoco

del tiempo

lo que intoxica el infortunio

de mis entrañas

no

tú recuerdo…

Ciudades melancólicas
surgen del cáliz de tus favores...

Tú boca es un puerto moribundo

donde desembarca tanta profecía pronunciada,

-aquí-

el eco de tú naturaleza es palpable…

-allá-

mi vientre lunar
se descubre fecundo
de fuego
y sal….