lunes, 3 de diciembre de 2007




La sombra sempiterna de tus besos
se engalana con el aura mortuoria de tú alma.

En la oscuridad,
la indecisión nos hace creer en los que se han ido…

La evocación de los recuerdos
se hace urgente;
no son más que añoranzas
de tristeza y llanto…

Nuestro canto
cae tras las rejas
de un adiós…

y un destello ilumina mi habitación…

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