sábado, 19 de enero de 2008

La muerte sinvergüenza se detiene;
entre sombras clandestinas,
se conjugan;
carcajadas extravagantes,
espectros,
noches lánguidas,
y una sonrisa cadavérica….

Sin dilapidar el tiempo:
-la vieja zorra-
inicia con parsimonia su litúrgica rutina…

Se remonta,
taciturna
entre las almas desmemoriadas,
envejecidas;
convirtiéndose en homicida
del derecho inherente de morir en paz..

…y tomándolas por sorpresa,
vociferando un grito sin precedentes
les roba el aliento...
-el cuerpo cae-
la tarea ha sido cumplida,
sus labios se manchan de sangre
y solo restan 999 mil…

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